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martes, 14 de septiembre de 2010

"Ojalá que la gente lo valore"

Llegada de Scola y la selección Argentina de basquet a Ezeiza

Tiago, Tomás y Matías, sus hijos, se cansaron de verlo por la tele como si fuera uno de los héroes de los dibujitos animados. Después de 45 días lejos de casa, con un único contacto en Logroño, su papá regresó anoche al país y los abrazó mucho más que a cualquier pelota. Ya le habían pedido que volviera antes de ganarle a Brasil en el cruce de octavos de final... “No veo la hora de estar con ellos. Me voy fundido”, dijo Luis Scola antes de abandonar Turquía.
Lo último que hizo relacionado con el básquet fue fijarse cuántos puntos había metido Kevin Durant en la final. Aunque hubo un poco de miedo porque llevaba 20 en el primer tiempo contra Turquía, la figura de Estados Unidos se quedó corta y el capitán argentino se consagró como goleador del Mundial, con 27.1 puntos de promedio. Igual lo puso en segundo plano. “Es algo lindo como haber estado en el quinteto ideal. Pero valoro más el quinto puesto. Todo lo que hago siempre va de la mano con lo del equipo”.

-¿Qué significa el quinto puesto para ustedes?

-Los jugadores valoramos muchísimo el quinto puesto. Ojalá que la gente también lo valore. El equipo llevaba ocho años llegando a las semifinales de todos los torneos que jugaba. Ahora hace diez años que estamos entre los seis primeros. Qué va a hacer... Es un deporte. Si otros pierden por qué vamos a creer que a nosotros no nos puede pasar.

-¿El cierre del torneo los deja tranquilos pese a haberse quedado afuera de las semifinales?

-Tranquilidad es una palabra demasiado corta. Todos nos sentimos felices por lo que conseguimos. Los cuatro semifinalistas se merecieron llegar a ese lugar. Puedo decir que nosotros también, pero sería una mentira y faltaría a la verdad. Nos quedamos un poquito cortos. Yo estaba triste después de perder el cruce de cuartos con Lituania. Ahora me siento feliz por el quinto puesto.

-¿Se valora más porque cortaron la racha negativa frente a España? Eran 16 años sin triunfos, desde el Mundial 94...

-Por suerte pudimos ganar. Tampoco era para hacer un drama porque jugamos pocos partidos en estos 16 años. España no es la clave de la felicidad, aunque llegaba como el campeón del mundo y eso provocaba nuestro respeto. Estoy contento por lo que conseguimos. A mí no me da lo mismo salir quinto que sexto. De esa forma siento el deporte.
Sus tres hijos, más el cuarto que viene en camino, seguramente lo sentirán igual y tendrán a papá como ejemplo. Argentina puede armar alrededor de ellos una nueva Generación Dorada si heredan esa mezcla de talento con patriotismo que caracteriza al capitán.

Olé

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