El
jugador de Regatas, Nicolás Brussino,
es una de las mayores esperanzas del club y mayores proyecciones del básquetbol
argentino. El juvenil tiene una historia de vida, que habla también de cómo se
trabaja en la institución correntina, en especial en el “Programa Cantera”.
La
temporada 2012/13 de la Liga Nacional de Básquetbol (LNB) entró en su recta
final, con la disputa de las instancias semifinales desde el próximo miércoles.
Allí Regatas Corrientes será uno de los protagonistas, junto a Boca, su rival,
en tanto Lanús y Peñarol de Mar del Plata, será el otro cruce.
El
equipo de Regatas Corrientes llega a la instancia siendo el mejor equipo de la
fase regular, en donde Paolo Quinteros se
quedó con el premio de Jugador Más Valioso (MVP) y Nicolás Romano con el reconocimiento de mejor sexto hombre; como
así también los logros del Súper 8 y Liga Sudamericana, entre otros.
Indudablemente
todos antecedentes conocidos por la mayoría de la afición “Fantasma” y del
básquetbol en todos sus estamentos. Sin embargo hay otros resultados, trabajos
y esfuerzos que no tuvieron tanta exposición pública y de allí que pasaron
prácticamente inadvertidos, desapercibidos para la mayoría.
Esta
historia tiene que ver con el juvenil jugador “Fantasma”, Nicolás Brussino, una de las mayores esperanzas y proyección del
básquetbol argentino, que nació el 2 de marzo de 1995 en Cañada de Gómez (Santa
Fe), mide 2.01 metros, y fue reclutado por Regatas Corrientes hace
prácticamente un año.
A PURO CORAZÓN
“Al
principio, en la pretemporada, tuve un problema en el corazón. Gracias a los
controles que me hicieron en Regatas lo detectaron, y también gracias al rápido
accionar de la dirigencia del club y a los médicos de Corrientes me pudieron
solucionar”, comentó el joven Brussino
recordando momentos difíciles a su llegada a la institución.
Brussino
tuvo un síndrome Wolf Parkinson White (síndrome WPW), enfermedad congénita, que
básicamente consiste en una conexión eléctrica anormal entre las aurículas y
los ventrículos, y que en el joven jugador era de bajo riesgo, pero contraindicaba
la alta competición.
El
diagnóstico, en el Instituto de Cardiología de Corrientes, fue por medio de un
electrocardiograma y una prueba de esfuerzo, controles de rutina en Regatas al
inicio de la temporada, y la solución fue a través de una ablación por catéter
en el mismo Instituto. Así Brussino
volvió a llevar una vida totalmente normal, y plena para realizar deportes de
alta competencia.
“Yo
siempre terminaba cansado, sin fuerzas, como si no estuviera bien entrenado.
Ahora, por suerte, ese cansancio desapareció, estoy realmente muy bien, y
vuelvo a agradecer las las recomendaciones y apoyo de toda la gente de Regatas
que nos hicieron muy bien a mí, a mí familia para tomar esta decisión”,
continúo Brussino.
“Indudablemente
todo esto me retrasó en mi preparación. Así, todo me costó un poco más, porque además
yo venía jugando TNA que no es tan táctico y físico como la Liga Nacional. Con
el tiempo, fui mejorando mi físico, mi juego colectivo e individual, y eso me
fue dando confianza”, remarcó el juvenil.
CRECIMIENTO CONSTANTE
El
trabajo en Regatas no termina allí dado que en el “Programa Cantera”, impulsado
por la institución, la dirigencia no escatima esfuerzos y pone a disposición de
los juveniles, entre otros, a una nutricionista sabiendo que la alimentación, y
la suplementación en caso de ser necesario, es vital.
“No
es sólo básquet. En el gimnasio estoy haciendo un trabajo específico con “Guille”
(por el profesor Guillermo Stieg). También
tengo un plan alimenticio que me esta dando muy buenos resultados. El club
trabaja con una nutricionista, y Horacio (por el jefe de equipo Horacio Fontán) logró que la vianda
pueda tener los alimentos que necesito para seguir desarrollándome”.
Brussino
pese a su altura, “2.04 con zapatillas” según el mismo dice, se desempaña de
escolta, en donde hace alarde de una mano prodigiosa, y que en lo inmediato
dará mucho que hablar. “Estoy totalmente adaptado al puesto, ya que recién en
los últimos años pegué el estirón, por lo que antes era base igual que mi
hermano (por Juan Ignacio Brussino
que en la temporada jugó para Unión de Formosa)”.
En
tanto al trabajo que viene realizando con el entrenador Nicolás Casalánguida,
técnico que habla muy bien del juvenil, dijo que “me está exigiendo bastante la
defensa y que tome mayores decisiones y responsabilidades. Siempre pongo mucha
atención a cada consigna que me dice, a cada consejo que me da. Espero no
fallarle, seguir concentrado, dándole para adelante, y aprovechando todo”.
APRENDIZAJE DIARIO
Al
ser consultado por los minutos que tuvo, que no son muchos por el nivel de
jugadores que tiene Regatas Corrientes, Brussino
fue muy claro y centrado al manifestar que “en realidad todo lo tomo como un
aprendizaje. El hecho de tener a grandes jugadores adelante me permite aprender
en cada entrenamiento, en el día a día. Estoy conforme con lo que vengo
haciendo, pero estoy convencido que puedo dar más”.
“El
técnico me exige más, así que creo que puedo aportarle mucho más al equipo,
aunque indudablemente no es mucho la diferencia que puedo hacer, por el gran
equipo que tiene Regatas. Pero cada vez que tengo la chance de entrar tengo que
responder a la confianza que me da el técnico, ese es mi desafío en este
momento. Tengo que seguir creciendo”, continúo comentando Brussino.
EL APOYO DE LA FAMILIA
Para
finalizar, el jugador nacido en Cañada de Gómez hizo mención a su familia
diciendo que “mi familia siempre me apoya, cada vez que pueden se vienen a
Corrientes. Es una familia que no esta ausente y eso es muy importante. Yo
desde los 16 años que vivo fuera de casa, así que en esta etapa todo es
importante”.
“Me
gusta mucho el Club, la ciudad. Estoy viviendo con Franco (por Franco
Gutiérrez), que es un gran chico, y con los otros chicos reclutados me llevo
muy bien, así que totalmente adaptado a todo lo que es Corrientes y el Club, y
como dije anteriormente muy agradecido”, dijo Nicolás Brussino para finalizar.
Prensa Regatas
que grande los hermanitos!!
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