El esfuerzo, la angustia, la emoción, un sin fin de sentimientos se entrelazaron en un final increíble, que desbordó en festejos el Polideportivo tras el incómodo triunfo de la Argentina sobre Puerto Rico, por 81 a 79 que valió en ansiado pasaje a Londres 2012. Por primera vez en la historia del básquetbol de nuestro país, la celeste y blanca suma su tercer clasificación consecutiva para un Juego Olímpico. Sólo ellos, los de la bendita Generación Dorada pudieron hacerlo. Y ayer fue en nuestra tierra para que la gente viviera una fiesta que difícilmente se olvidará por lo luchada y emocionante. Un forzado pero sensacional triunfo que motivó que la piña de cuerpor argentinos celebrara con el píblico una histórica conquista y esperar el choque de Brasil, hoy, a las 21.15, por el título Premundial
El comienzo de Luis Scola fue incandescente, embocó todo lo que tiró durante el primer cuarto (29 a 24), generalmente desde 5 metros y sobre el fondo de la cancha; fue la principal arma de la Argentina en ese período, (8 de 8 en dobles y 16 unidades) en el que llegó a ganar por 10 tantos (29 a 19), cuando entraron dos triples consecutivos. Pero los boricuas estuvieron muy enfocados y montaron una buena estrategia, utilizando el pick and roll o las cortinas directas de los pivotes para liberar a los endiablados bases NBA José Barea, autor de 12 tantos, y Carlos Arroyo.
Aunque la defensa local lució concentrada e intensa, muchas veces se descolocó y desequilibró ante el dribling incontenible de los conductores rivales. Una peligro que creció en el arranque del segundo cuarto cuando la visita estableció un 8 a 0 favorable y emparejó el tanteador. La situación para la Generación Dorada se complicó un poco más cuando enfrente tuvo una zona 2-3 y empezó a costarle mucho llegar a convertir. Sin Scola en 8 minutos de esa etapa, con Cahpu Nocioni sin poder atreverse a nada porque el tobillo lo tuvo contenido y con Manu Ginóbili constantemente doblado en la marca, las soluciones no aparecieron. Por eso, en los últimos 5 minutos la Argentina sólo convirtió una doble.
Ni siquiera la salida por dos faltas del gigante Daniel Santiago, al promediar el primer cuarto favoreció demasiado a la Argentina, que aunque hizo circular correctamente el balón, empezó a perder confianza en la medida que los puertorriqueños se escaparon en el tanteador hasta irse al descanso con una victoria parcial de 44 a 40.
El equipo de Julio Lamas regresó del vestuario con determinación y un gran sacrificio para defender. El publicó sintió esa energía y en la medida que empezó a emparejarse el resultado (parcial de 8-0 para igualar en 48) el Polideportivo se conmovió, se convirtió en una constante expresión de júbilo y aliento, mientras los mismos integrantes del banco pedía más y más griitos y cánticos.
Ese lapso fue un concierto de triples, Barea, Arroyo y Holland por Puerto Rico, Ginóbili (3) y Prigioni (2) por los nuestro. Lo que provocó muchísima emoción, especialmente cuando llegó el final con un parcial favorable por 66 a 60. A puro corazón, con toda la garra
Otros dos triples, casi a la carrera, de Ginóbili pusieron rápidamente la ventaja en una máxima de 11 puntos (77-66), a los 3m del último cuarto, pero empezó a complicar Santiago bajo el cesto, convirtiendo, sacando faltas y tomando rebotes, lo que emparejó el resultado (77-75) y le puso mucho nerviosismo al final. También vinieron la imprecisiones de ambos lados, lógicas, claro, por enorme tensión y lo mucho que estaba en juego. Así se llegó a un final infartante, para cualquiera..Prigioni erró un libre a 6 segundo del epílogo (81-79) y en la reposición Barea falló el triple que desató la locura, el delirio.
Cancha Llena
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