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martes, 5 de abril de 2011

NCAA: Los Connecticut Huskies se quedaron con el campeonato en un partido aburrido

Durante los primeros 66 juegos de lo que podría describirse como el torneo más grande y salvaje de todos los tiempos, hubo abundancia de emociones, drama y sorpresas. Luego se jugó el partido Nº 67, y la cosa terminó con una bomba de proporciones históricas. Connecticut coronó su gran salto desde el noveno lugar del Big East al primer lugar de los Estados Unidos superando por 53-41 a un conjunto de Butler que no arrojó más que ladrillos el lunes la noche, en un partido que fue tan horrible para ver que hizo retroceder el deporte a los días de los tiros con ganchos. 

En realidad, eso sería un insulto para los días de los ganchos. Incluso en aquel entonces, el balón entraba en la canasta con más frecuencia que en el Reliant Stadium. El porcentaje combinado de tiros de campo de los equipos fue de 26.1; el peor en un juego titular desde 1948, cuando Kentucky y Baylor dispararon con un promedio colectivo del 25.9 por ciento pero anotaron seis puntos más sin el beneficio de una línea de 3 puntos o un reloj de posesión.
Las miserables estadísticas de este desastre podrían seguir surgiendo durante días, pero aquí hay unas cuantas más: 


  • Menor puntaje en un partido por el título desde 1949.

  • UConn anotó 109 puntos en dos partidos aquí. Es la menor cantidad de puntos en un Final Four para el equipo ganador desde Oklahoma State en 1946. Los Huskies hicieron exactamente dos tiros de 3 puntos en Houston -- y aun así lo ganaron todo.

  • Los tres tiros de campo de dos puntos de Butler -- ¡tres! -- fueron la cifra más baja de la historia en un juego de torneo de la NCAA. Su efectividad del 18.8 por ciento fue la peor en un juego titular y la peor en cualquier juego de torneo de la NCAA desde Harvard contra Ohio State en 1946. 


  • Los Bulldogs, auch. Por primera vez en su brillante carrera de dos años a dos finales consecutivas, estuvieron con la soga al cuello. El equipo que enamoró a gran parte de los Estados Unidos se vino abajo, un tiro en salto fallido a la vez. 


    Lo más llamativo del lunes no fue lo bien que UConn jugó, sino el nivel en el que Butler se vio superado. Al final, por fin lució como un gran equipo debe lucir cuando se enfrenta a un gigante del Big East. Lo increíble es que un equipo que se pasó gran parte de esta temporada luciendo común y corriente haya demorado este momento tanto como lo hizo. 


    Mucho crédito le corresponde a la implacable defensa de UConn que bloqueó 10 tiros y simplemente anuló la pintura, pero Butler fue sencillamente incompetente a la ofensiva. 


    Su hombre más inspirador, el jugador de cuarto año Matt Howard, acertó uno de 13. Su mejor jugador, Shelvin Mack, metió cuatro de 15. El centro Andrew Smith acertó dos de nueve a pesar de haber tomado todos sus tiros a no más de 5 pies de la canasta. El escolta Shawn Vanzant logró dos de 10. El banco no metió ni un tiro de campo. 


    Mientras los minutos pasaban y los tiros errados se multiplicaban, el partido pasó a ser un espectáculo doloroso. Cuando los Dogs finalmente cortaron una sequía de 6 minutos y 19 segundos en la segunda mitad, la multitud emitió un rugido de alivio por la agonía de estar viendo buenos chicos jugar un básquetbol horrible. 


    "Sin lugar a dudas, 41 puntos y 12 de 64 no es suficiente para ganar ningún partido", dijo el entrenador de Butler, Brad Stevens, "y mucho menos el juego de campeonato nacional".
     
    Es imposible no admirar lo que estos jugadores de UConn han logrado. Ahora son el mejor equipo de torneo de la historia, va ganando 14-0 en el Invitacional de Maui, torneo del Big East y el Big Dance. Hicieron avanzar al carismático escolta, Kemba Walker, tan lejos como pudo ir -- y cuando finalmente se agotó aquí en Houston, convirtiendo sólo 11 de 34 disparos en dos partidos, usó todo lo que le quedaba y ganó con la defensiva. 

    Calhoun dijo que en un esfuerzo por camuflar las deficiencias relacionadas con la juventud de su equipo, recalcó la importancia de detener al otro equipo.
    "En la recta final [de la temporada], literalmente, ocupábamos el 50 por ciento de la práctica en nada más que la defensiva", dijo Calhoun. "... Eso es mucho más que cualquier otro equipo con el que he trabajado".

    Rindió sus frutos enfáticamente contra un equipo de Butler que se protegió tenazmente, consiguiendo las suficientes detenciones como para matar el tiempo hasta que su ofensiva se quebró por completo en el segundo tiempo. Calhoun dio crédito al nivel elevado en el Reliant Stadium, pero opinó que la gran cantidad de disparos de fondo y los apretados nuevos bordes del aro aumentaron las probabilidades de juegos ofensivos desagradables. 

    "Es necesario comprender que la defensiva realmente te atrapará y no te dejará avanzar en cualquier juego hasta que pongas en marcha tu ofensiva", dijo. "Creo que eso es lo que sucedió esta noche".

    El resultado final fue agradable de ver sólo para los fanáticos de UConn. Van a aceptar sin pedir disculpas su tercer título nacional en los últimos 12 años, un logro que mueve a Calhoun en compañía de entrenadores poco común. 

    A la edad de 68 años, es el más grande en ganar un título y uno de los cinco que ha ganado por lo menos tres. Los otros son John Wooden, Adolph Rupp, Mike Krzyzewski y Bob Knight. Nombres gigantes en la historia del deporte.
    "Es muy dulce", dijo Calhoun. "No tengo ningunas intenciones con respecto a nadie. Para nada. Pueden escribir lo que quieran, pueden decir lo que quieran. Sé quién soy, a dónde voy y lo que he hecho".

    Calhoun dijo que le encanto ver la gran cantidad de ex jugadores entre la multitud del lunes -- Richard Hamilton y Ben Gordon y Hasheem Thabeet y Charlie Villanueva y muchos más. Cuando el juego había terminado y era hora de que la entrega de trofeos, todos ellos salieron de las gradas y fueron a la cancha.

    Pat Forde ESPN.com

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