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domingo, 9 de enero de 2011

A 10 años de un inmenso dolor

El viernes 7 de enero se cumplió una década de la muerte del cordobés Gabriel Riofrío en Sunchales, en pleno partido de su equipo, Estudiantes de Bahía Blanca, ante Libertad, por la Liga Nacional 2000/01. El alero, que sufría de una insuficiencia cardíaca, tenía 23 años y dejó marcas con su gran talento y una pena muy grande en el básquetbol argentino.

Cuando quedaban 5m19s del partido Libertad-Estudiantes, por la 25º fecha de la Liga Nacional, Gabriel Riofrío estaba en su zona defensiva y se desplomó, causando estupor en jugadores y público. Ante las primeras convulsiones fue rápidamente asistido por los médicos, pero no se pudo evitar su fallecimiento, en lo que fue el momento más dramático y doloroso de la historia de la competencia.

Al cordobés, de 2,00 de altura, se le habían diagnosticado complicaciones coronarias, aunque su pasión por el básquetbol fue más fuerte que las recomendaciones médicas. "Si me voy a morir, que sea en una cancha", le habría dicho a su mamá, en la que fue una fatídica pero conmovedora toma de posición ante la vida, siempre dominada por el básquetbol.

Riofrío debutó en la Liga Nacional con apenas 15 años, jugando para Banco Córdoba en el torneo 1992/93. Después pasó por Gimnasia de Comodoro Rivadavia, Andino de La Rioja (3 temporadas), Atenas, Estudiantes de Olavarría y Estudiantes de Bahía Blanca, donde jugó sus última dos campañas, hasta la 2000/01.

Con Atenas integró el fantástico equipo que logró el título en la Liga Nacional en la temporada 1997/98, barriendo a Boca en la serie final por 4-0. Antes, en octubre de 1997, había participado de la histórica actuación en el Campeonato McDonalds de París con un inolvidable 3º puesto y había logrado la Liga Sudamericana de 1998 con los cordobeses.

En total, como profesional sumó 300 partidos en la LNB, en los que logró 1.784 puntos, con un promedio de 5,9 por juego.

El alero cordobés formó parte de varias selecciones menores que marcaron el nacimiento de la Generación Dorada. Así, estuvo en el Sudamericano de Cadetes de 1993, el Sudamericano y el Panamericano Juvenil de 1994, el Mundial Juvenil de 1995, el Sudamericano Sub 22 de 1996 y el Mundial de la categoría en 1997. Algunos de los compañeros que tuvo en ese tiempo y que luego llegaron a lo más alto del básquetbol mundial, jamás lo olvidaron. Por eso Fabricio Oberto en cada premiación o festejo en un torneo, dejó ver su camiseta con un recuerdo para el amigo ausente.

Gabriel era hijo de Guillermo Riofrío, un pivote sanjuanino repleto de talento, que fue uno de los jugadores argentinos más importantes en los años 60, cuando brilló en General Paz Jr. de Córdoba, que integró la selección nacional en varios campeonatos sudamericanos y que llegó a jugar una temporada en Italia.
LNB

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